Me tocaste con los dedos del infierno
Pero te he olvidado
Castigándome con la niebla en mis ojos, eres blasfemia, ¡acomódate en mis pecados cual lujuria sobre mi débil techo!
He olvidado los avisos del mal, regreso desnudo a tu acecho, alejado de tus tentaciones
Me olvidó una desfigurada presencia, muda sensatez, calmo la extinta asepsia con guantes de muerto
Y me encuentro lejos, bajo los siglos, en la profundidad de una respiración agotada
Un duelo emanado del sigilo
Los triángulos han roto las aguas y persiguen la vida equivocada, sus conos tapan mi vida
He olvidado mi largo nombre escondido en un último beso, el vacío que lo asistía
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