TORVAS

He vivido tu muerte

El calor y el frío del espejismo
En pasillos calmos del dolor

Un refugio entre millones de gritos 

Abandonado en tu noche
Abandonados los náufragos del infinito

¡Alados delfines en las torvas me observan!
Su mamífera inquietud, sus inabarcables ojos
Semillas de un azul temprano soñado con mis besos

Y son mis pies los que a ti me guían
Hacia tu extensa tumba, al Palacio de quietud
Mis sienes en tus senos, donde eres flor entre mis brújulas
Un Aroma de otra vida, Ojo oscuro de una estrella

VERSO ROJO

el Infierno de Dante:

«… Digo que cuando un alma mal nacida

llega delante, todo lo confiesa;

y aquel conocedor de los pecados

ve el lugar del infierno que merece…»

DA (del Canto V)

SINFONICAS

Me he hecho despacio
sobre este cruel rincón de vida
Espérame, quebrada como una ortiga mártir

tomando el te a la hora de la muerte

Saborea el crujir de los amargos días,

bajo sus puentes metálicos construidos de dilemas

Seré yo, transparencia entre sus ramas cobrizas, decapitadas por

malditos sorbos que tuercen la mirada, fanática vida y bella muerte

Cuánto estupor abandonado a tu serenidad, llegar tarde, o no llegar, ahí

se Ahogaron mis palabras, con el atardecer de delgadas mentiras,

en mundos cosidos por navajas

Sus filos escondidos, asoman, clonando mi figura

Aún vivo

Siento el suelo, cantando la estulticia de mis pasos 

VERSO ROJO

FAGOCITAR

Alas del mal

            brisas de desidia

                       en su calma tus labios 

Soy novela maldita

          esquizofrenia marchita

                     monstruo entre luces

Tu reflejo

VERSO ROJO

QUE LEJOS

¿Quién evapora tu cielo?

Esos restos de naufragio impregnan tu vestido

Asolados hilos, desmembrados por la furia, son ahora

Martilleo brillante de los vívidos Mayos

Sansón ¡miradlo! duerme junto a la muerte de la fiera, acerado sobre su tullida cama, 

envejeciendo en el martirio

Tus voces flacas pesan, como ramilletes de plumas, prisioneras en las mareas de Tritón. 

El brillo acuoso, un castigo asomado, fue un diamante avispa, 

¡pecaminosas perlas de amante!

Dejaste de ser planeta, sus mares y sus tierras huérfanas de hambre y pudor

Tal vez, ambrosía, te salvó tu propia huella

Pero...¡qué lejos quedó tu poesía!

VERSO ROJO

ESCENARIOS

Cuando hube leído esas parásitas ondas que mueven el agua
¡Te sentí!
En futuros cruzando un puente holgado, mi bulimia anímica alejándose de tu frente hundida
¡Nadie me hizo pensar como tú! Mordiéndote con mis apabullados corazones escondidos
Una ventana entreabierta de rotas cremonas, 

el languidecer en el atardecer de mi pesar,
un tambaleo en el trasluz tenue, como acordes que mienten, asomando calladas voces bajo sus mordazas, tras sus ruidos sostenidos; mi pensamiento quiere morir

Mi agonía desconoce palabras sin caos, se agarra al opio y al desdén, soy y soy entre su sarpullido
Y ese viaje de oloroso eucalipto arraiga en mi piel blanca, desgarrando mi acuarela inmaculada, la impoluta voluntad se describe en mi anónimo mensajero
Un poema a la luz del día, un poema cerrando sus ojos, le escuece la vida, ya decapitada
La piedra se hace fría y distante, se deshizo, el clamor fingido, un clamor que arde delante del gran espacio
Me siento amalgama brotando cual frágiles hojas, a la mañana de los olvidados, cerrando ese infinito que no llega

¡Y que nunca llegará!

VERSO ROJO