He sido predestinado a recoger la lluvia
Sus escurridizos pensamientos de agua
reclamándome en los aureales
Y en un repentino cansancio, bajo una desolación
abre el desierto sus puertas de grises pomos
Resucito en las acciones muertas
Del hoy, en su camino febril
No se movían las ramas
Paralizadas de luz
La lluvia las extrañaba
Solo yo y el cordero negro
El cordero negro y solo yo
movíamos su sequedad
Baldeando pasos de amo y mugre
En mis doce apóstoles hallo a mi atmósfera
ResponderEliminar"Sería el Universo tan grande como una gota de lluvia
Pero tan pequeño que no cabría la más absoluta ceguera"