Me observaba su figura ceñida
entre ropajes de funeral
agrietados por el nudo y el fracaso
despedazados en el hermético caos
acompañada de aves revoloteando en el tiempo
Acosadores jirones desnudaban un cuerpo esculpido de vida
tan pulcros rasgos de sol eran presencia en sus branquias de ángel
Aún se escabulle entre mi dios de alcoba
remojando su tez entre los claros humedales del mal,
buscando el musgo y la sed maldita de un riachuelo hundido
Visiono tu forma de luz
dueña de un seco tronco que duerme
sin horizonte que la acune, danzarina y esclava,
al vuelo de mi pensamiento embrocado
por el oscuro viento despertando al aire, antes abatido,
desdeñado por bellas olas,
derrotándose contra el cansancio de mi atardecer
En mi rostro su universo acariciándome
Su inspiradora alegoría exhalo, como el profundo cantar en una sima
Mi cielo negro embaucando estrellas
Y yo prisionero
de esta vida
donde odio tanto
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